Desde su puesta en servicio en julio de 2005, la EDAR (Estación depuradora de aguas residuales) de Loiola viene realizando una imprescindible labor para la mejora del medio ambiente: la limpieza y depuración de las aguas residuales domésticas e industriales de casi la mitad de la población guipuzcoana.
La puesta en servicio de la depuradora supuso un antes y un después en la conservación del medio marino a la altura de los acantilados de Mompás, que pasaron de estar absolutamente deteriorados a volver a recuperar en gran médida su hábitat natural.
A la elevada inversión inicial para la construcción de la EDAR (42 millones de euros), en los últimos años se han sumado inversiones complementarias para la mejora de la instalación de hasta 15 millones de euros. Las crecientes exigencias en materia ambiental obligarán en los próximos años a realizar importantes inversiones en la planta para ampliarla y adecuar así el efluente depurado a las nuevas condiciones de vertido.
Mientras tanto, la población que transite por las inmediaciones de la depuradora observará próximante un relevante cambio en el aspecto exterior de la planta: el Consejo de Administración de Aguas del Añarbe ha adjudicado recientemente el revestimiento de los tres grandes digestores cilíndricos -y de su cuerpo central de acceso- que incluirá una intervención del artista Jesús Jáuregui.
Una vez finalizado el montaje, la superficie lateral de los citados cuerpos de hormigón quedará cubierta por una imagen sugestiva y original que evocará el tratamiento de depuración de las aguas residuales que se realiza en la planta.
La intención de la intervención artística es la de aprovechar su importante superficie (los tres digestores tienen 29 metros de diámetro y 6,6 metros de altura; y el cuerpo central que los une tiene una planta octogonal de 7,25 metros de longitud y 7,3 metros de altura) y su visible emplazamiento para transformar la percepción que de la EDAR se puede tener actualmente; pasando de una imagen meramente industrial a constituirse en una referencia visual de calidad, propia de una entidad pública de servicios actual.
Además de la mejora del aspecto estético, el nuevo revestimiento protegerá la superficie lateral de los cilindros y del cuerpo central por su cara exterior, evitando así que la lluvia y otros agentes atmosféricos deterioren, con el paso del tiempo, la actual superficie de hormigón visto en que se terminaron -con un aspecto muy industrial- en el momento de su construcción. También proporcionará un aislamiento térmico al cuerpo de los digestores, lo que supondrá una mayor eficiencia energética en su proceso.
“Manos y vida”
La intervención de Jesús Jáuregui se denomina “Manos y vida” e introduce en la imagen las manos de un ser humano y, de entre los elementos y recursos de la naturaleza, evoca precisamente el agua, protagonista del proceso de depuración que en la EDAR se lleva a cabo. La imagen de unas manos ocupándose y cuidando del agua limpia constituye una muy acertada metáfora gráfica de la tarea que en la EDAR se lleva a cabo, al servicio de la ciudadanía y el medio ambiente.
Se pretende, por lo tanto, transmitir a la población el concepto de la estación depuradora como “Hospital del agua”; es decir, como el lugar en que la técnica, la energía y, sobre todo, el esfuerzo profesional de todo su equipo de trabajadores permite “sanar” un agua que llega “enferma” o contaminada, devolviéndole su buen estado ecológico (terminología expresa de la Directiva Marco Europea del Agua) para devolverla al mar.
El revestimiento de los digestores ha requerido una intervención previa para sanear sus paramentos exteriores que estaban muy degradados, con un gran número de fisuras, tanto por el paso del tiempo como por las incidencias meteorológicas. El importe de los trabajos de rehabilitación -que ya han finalizado- y revestimiento e intervención artística -actualmente en ejecución- ascenderán a 517.817 €.